lunes, 23 de mayo de 2011

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LA TRANSFERENCIA-CONTRATRANSFERENCIA EN EL ANÁLISIS DE NIÑOS

Silvana O. de Aízenberg (coord.)
Nora Gross
Elsa Lekerman
Darío Obstfeld


A partir de nuestro interés por comprender y describir con mayor claridad as¬pectos que hacen a la teoría y a la técnica del psicoanálisis de niños, nos pro¬ponemos en este trabajo destacar algunas particularidades que nos parecen esenciales en el vínculo transferencial-contratransferencial. Dichas particularidades dependen de las modalidades propias de la primera in¬fancia: la singular forma de percibir y pensar del niño, el modo de relacionar¬se consigo mismo y con los objetos, la actividad de fantasías y deseos prege-nitales, el predominio del proceso primario sobre el secundario, etc. En el tratamiento psicoanalítico, las transferencias del niño surgen en su aspec¬to manifiesto, privilegiadamente bajo la forma de actividad lúdica. De acuerdo a la teoría psicoanalítica, las transferencias constituyen el proceso por medio del cual las representaciones inconcientes se enlazan con aquellas preconcientes que no son censurables, a las que transfieren su intensidad y asi, ocultas tras ellas, pueden acceder a la conciencia.
Dichos contenidos inconcientes pueden surgir en la conciencia como transac¬ción bajo la forma de lenguaje verbal, acciones, juegos, gestos, síntomas, etc. M. Klein (1926,19^7,1929,195I) es quien enfatizó la existencia del desarrollo de transferencias en el análisis de niños desde el inicio del tratamiento, diferen¬ciándose de la posición teórica de A. Freud,(l927) quien proponía la necesidad de ejercer una tarea educativa previa para dar posteriormente lugar al desarro¬llo de transferencias.
La transferencia, como señala Freud (I92O), es expresión de la compulsión a la repetición. M. Klein (I929), apoyándose en esta concepción acerca de lo trans¬ferencia! en el análisis, fundamenta que las primeras ansiedades del niño po¬nen en marcha el proceso de simbolización y que éste es expresión de la trans¬ferencia, que tiene su fuente en dicha compulsión a la repetición. Para esta autora, el niño al transferir sus emociones, vivencias y fantasías in¬concientes sobre el juego, los juguetes y en los roles que hace desempeñar al analista en sus escenificaciones, expresa su esfuerzos por incluirlas en el vín¬culo analítico para intentar elaborarlas.
Para Chiozza (I977) los elementos metacomunicativos y metalinguísticos que abarcan tanto el campo de la mímica, el afecto o el gesto, como el drama, el síntoma, el dibujo o el juego, son los únicos que pueden dar cuenta de manera inequívoca acerca de la relación entre la repetición transferencial y los conteni¬dos expresados en ella.
Si bien el psicoanálisis de niños comparte con el de adultos los fundamentos de la teoría psicoanalítica, queremos destacar algunas características que le son propias y que es necesario tener en cuenta para la comprensión de la transfe-rencia-contratransferencia.
1 - El ejercicio de la terapia psicoanalitica se apuntala en la inhibición de la acción, que permite que la excitación del aparato psíquico tome el camino regre-
"iente hasta alcanzar el sistema de las huellas mnémicas inconcientes de las percepciones y se reactiven los recuerdos. (Freud, I9I7 d (15)) El psicoanálisis de niños parece contrariar este supuesto fundamental, en tan¬to el niño se expresa preferentemente través de la "actividad" de juego. Chiozza (I993) señala, en relación a este aspecto controvertido del análisis de niños, que tanto en el tratamiento de adultos como en el de niños, el camino regrediente en dirección a las huellas mnémicas no esta impedido ni por el de¬sarrollo de la acción muscular ni por la actividad lúdica. Lo que inhibe dicho pro¬ceso regresivo es la satisfacción directa de los deseos a través del contacto con el objeto transferido en el analista. En este sentido, también en el análisis de ni¬ños, la observancia de la regla de abstinencia y la conservación del encuadre es fundamental y posibilita el desarrollo de la dinámica analítica.
2 - La singular permeabilidad entre lo conciente y lo inconciente - rasgo característco de la vida infantil - así como la flexibilidad de los mecanismos de defensa, dificultan y al mismo tiempo facilitan la tarea del análisis. Por un lado, la necesidad de lograr una identificación concordante con e! paciente, lleva al analista a tener que luchar con las resistencias sostenidas por sus núcleos infantiles no resueltos. Por el otro, su tarea muchas veces puede verse simplificada, porque el niño posee un "saber" o un conocimiento inconciente, poco modificado por la elaboración secundaria, que facilita la comprensión de las vivencias contratransferenciales. (S.Aizenberg y colab, I993)
Klein (I926), sostiene que el niño al expresar sus fantasías, sus deseos y sus experiencias de modo simbólico, utiliza los mismos medios de expresión arcaicos, filogenéticos que son empleados en la conformación de los sueños . Destaca que la comprensión del juego infantil puede realizarse siguiendo el modelo de la interpretación psicoanalítica para comprender los sueños, teniendo en cuenta que para para Freud (I9OO), los sueños infantiles generalmente expresaban los deseos inconcientes con poca desfiguración.
Del mismo modo, podemos decir, que es frecuente que en el juego de los niños las fantasías se desplieguen con menor "deformación".
En este sentido, los contenidos inconcientes como los referidos al amor, el odio, los celos o la crueldad, etc., pueden alcanzar muchas veces, en la actividad lú¬dica, mayor riqueza y mayor desarrollo al expresarse. Esta natural disposición del niño a entrar en contacto con emociones primarias y revelarlas en sus jue¬gos, hace de él alguien privilegiado para el desenvolvimiento de la tarea analí¬tica.
3 - Para el niño, los límites entre el principio de placer y el de realidad general¬
mente no son muy precisos. Transita fácilmente entre su mundo de fantasía y
los aspectos de la realidad, lo cual le permite pasar fugazmente de un estado
anímico a otro, así como pasa del llanto a la risa con naturalidad.
La presencia en los niños de tempranas ansiedades, de fantasías y deseos pre- genitales, de angustias relacionadas con las vicisitudes del complejo de Edipo, así como la menor represión de sus impulsos se exterioriza en el análisis a tra¬vés de variables e intensas transferencias. En este sentido, los afectos positi¬vos y negativos se manifiestan con oscilaciones rápidas en comparación con la estabilidad o la rigidez que pueden tener las transferencias en el análisis de adultos.
El modo que asumen dichas transferencias a través del desarrollo del juego, impone al analista un ritmo activo y una movilidad para acompañar al niño du¬rante el curso de su actividad, diferente al que se establece con los pacientes adultos.
Dichas características, pueden muchas veces representar un obstáculo o una exigencia mayor para la comprensión del terapeuta.
4 -Dado que en los primeros años de la vida se construyen las bases del carác¬
ter y las identificaciones fundantes de la personalidad, la relación que el niño
establece con las personas de su entorno poseen una gran importancia.
En este mismo sentido la presencia del analista también se puede configurar como un nuevo modelo de identificación.
Chiozza (1977) destaca que en la relación transferencia! que se entabla en la "convivencia" analítica, el terapeuta se constituye en un personaje inesperado para la vida del paciente, que ingresa en ella en una proporción variable e ine¬vitable.
En tanto el niño es un ser en desarrollo, cuyo carácter aún no está consolida¬do, el analista puede experimentar frente a él un excesivo sentimiento de res¬ponsabilidad. La ansiedad o el temor a dañarlo en su crecimiento y evolución, tanto como el deseo de repararlo omnipotentemente, pueden inhibir o limitar la comprensión analítica quedando al servicio de la contrarresistencia. Esta dificultad queda muchas veces desplazada contratransferencialmente en la ansiedad persecutoria que se genera, en algunas oportunidades, frente a los padres del paciente.
5 - En relación a la inclusión de las figuras parentales en el tratamiento de los niños a través de entrevistas o de su participación al traerlos a las sesiones o al concretar el pago de los honorarios, la teoría psicoanalítica de niños señala que durante el tratamiento se desarrolla una doble y disímil transferencia: la que establece el niño y la que tienen los padres con el analista. La natural dependencia del niño con sus padres es planteada como una vicisitud que influye en el desarrollo de la transferencia y que dificulta, a veces, la relación bi-personal con el niño (Klein, M., 1927;Freud, A., 1927; Aberastury, A., 1946; Doltó, R, 1973). Consideramos que el vínculo transferencia! con los padres, tanto en su versión positiva como negativa, representa por un lado los aspectos reprimidos disociados del niño que ingresan al análisis a través de los "intermediarios" (padres). (Casali, L y Dupuy S. I97O) y por el otro, las transferencias de los niños y de sus progenitores expresan un punto de urgencia compartido que corresponde a la temática familiar en común. Es decir, aquello que el niño evidencia a través de trastornos, síntomas o enfermedades se corresponde con las fantasías inconcientes de los padres (Chiozza, L.y colab. I975; Rosmaryn A. y colab. I979 y 1980).



BIBLIOGRAFÍA

Aberastury, A. (1946) Psicoanálisis de niños. En Aportaciones al psicoanálisis de niños
ED. Raidos, Bs. As. 1984 Aizenberg, S. y colab. (1993) El juego en psicoanálisis de niños (Tercera comunicación)
CCMW.1993 Casali, L. y Dupuy, S.(1970) Algunas consideraciones acerca de la aparición de terceros
en el tratamiento. CIMP, Bs. As., 1970. Chiozza, L. y col. (1975) Las fantasías inconcientes de los padres en la enfermedad de
los hijos. Presentado en la clínica pediátrica del policlínico de la Escuela Médica
de la Universidad Estatal de Roma. Chiozza, L. (1977) Acerca de uso y el valor de la realidad, la transferencia y la historia
en el tratamiento psicoanalítico. En Trama y Figura del Enfermar y el psicoanali-
zar. Ed. CIMP, 1980.
Chiozza, L. (1993) Participación al trabajo "El juego en el psicoanálisis de niños (Terce¬ra comunicación)" CCMW, 1993.
Doltó, F. (1973) El caso Dominique. Ed. Siglo XXI. Bs. As.. 1973. Freud, A. (1927) Función de la transferencia en el análisis del niño. En Psicoanálisis del
niño. Editorial Hormé, Bs.As., 1964. Freud, S. (1900) La interpretación de los sueños. En O.C.. Tomo IV, Amorrortu Editores
Bs.As. 1989. Freud, S. (1917[1915]) Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños. En O
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Freud. S. (1920) Mas allá del principio de placer. En O.C. Tomo XVIII. ídem. Klein, M. (1926)Fundamentos psicológicos del análisis del niño. Tomo I. ídem. Klein, M. (1927) Simposio sobre análisis infantil. Tomo I. ídem. Klein, M. (1929) La personificación en el juego de los niños. Tomo I. ídem. Klein, M. (1951) Los orígenes de la transferencia. En O. C., Tomo III. Ed.Paidos, Bs As
1990. Rosmaryn, A. y colab. (1979) Motivo latente de consulta de los padres. X Simposio CIMP
1979.
Rosmaryn, A. y colab. (1980) Percepción del niño de las fantasías implícitas en las en¬fermedades orgánicas de los padres. En Eidon, N9 12, Ed. CIMP-Paidos Bs As
1980.

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