lunes, 23 de mayo de 2011

CONSIDERACIONES ACERCA DE LO MUSCULAR




CONSIDERACIONES ACERCA DE LO MUSCULAR


Darío Obstfeld



Fundación Luis Chiozza
13 de Agosto de 2004




Desde el año 1977 se han escrito en nuestra institución una serie de trabajos acerca de “Lo muscular” sustentados sobre una epistemología basada en los postulados de la doble organización del conocimiento en la conciencia y la concepción de las fantasías específicas, conceptos ambos desarrollados ampliamente por Chiozza a lo largo de toda su obra.

Como producto de trabajos anteriores acerca de la contractura muscular, me vi en la necesidad de intentar esclarecer aquello que estaría en la “base” de las contracturas musculares. Con esa finalidad, me propuse reabrir “el expediente” de “Lo muscular” objetivo que no resulta tarea fácil. Tanto Canteros y colaboradores como Grus y colaboradores, han profundizado en el tema en sucesivas presentaciones de las que extracté en este trabajo lo que consideré sus ideas básicas.

El presente trabajo tiene entonces una doble intención, por un lado retomar, como fundamento, dichas investigaciones; por el otro, exponer ideas que Chiozza manifestó en la última presentación sobre el tema (Grus y colab, 1996), que han sido expuestas en un trabajo acerca de la contractura muscular (Obstfeld D, 2001), y continuar las desarrollándolas. De modo que gran parte de las consideraciones vertidas en este trabajo retoman dichas ideas en un intento de elaboración sobre el tema.

Comenzaré haciendo una introducción de la concepción anátomo fisiológica del objeto de investigación de éste trabajo, y luego en los antecedentes de las investigaciones para adentrarnos luego en algunas ideas que intentaré argumentar.


-El músculo y la actividad muscular.

El reino animal está “provisto” de un complejo sistema que le permite el movimiento en el mundo que lo rodea. Dicho sistema, denominado “sistema motor” está constituido, a su vez, por otros tres sistemas estrechamente interrelacionados: el sistema esquelético, el sistema muscular y el sistema nervioso.

El primero de ellos aporta las palancas óseas para generar el movimiento, el segundo aporta la potencia para mover las palancas y el tercero dirige y regula la actividad de los músculos (Gowitzke y Milner, 1999).

Si tomamos como ejemplo el movimiento de un brazo, el sistema muscular imprime la fuerza para la extensión o flexión, “sosteniendo” dicho movimiento gracias a un conjunto de huesos que le brindan raigambre, bajo las “ordenes” de otro sistema, el nervioso, que le otorga direccionabilidad dentro de las posibilidades de ese miembro. El sujeto del ejemplo, conseguiría así, aprehender (si esa fuera su intención) un objeto de su entorno.


1 -El sistema muscular:

El músculo esquelético está formado por numerosas células alargadas y paralelas que se denominan “fibras musculares o miofibras”. La estructura subcelular de las miofibras está compuesta por estructuras fibrosas mas pequeñas denominadas “miofibrillas” dispuestas en forma paralela según el eje longitudinal de la célula. Cada miofibrilla está subdividida, a su vez, en miofilamentos gruesos y delgados, de cuya disposición reside el aspecto que ofrece el músculo estriado como consecuencia de una repetición regular de bandas transversales densas separadas por segmentos menos densos. (Best y Taylor,1986)

La organización estructural del músculo, de los miofilamentos gruesos y delgados, resulta sumamente importante en la comprensión del funcionamiento del músculo. La forma de la fibra muscular está especialmente “diseñada” para producir el acortamiento unidireccional de su longitud durante la contracción, motivo por el cual la mayoría de las células musculares suelen ser alargadas y fusiformes. La matiz citoplasmática se halla sumamente diferenciada y la mayor parte del citoplasma está ocupado por fibrillas contráctiles. Estas miofibillas son estructuras de gran tamaño compuestas por mioflamentos que se disponen en paralelo.

La fibra muscular está dividida transversalmente por una serie de bandas que configuran la unidad contráctil del músculo llamado sarcómero. A ambos lados de cada banda se hallan insertas las miofibrillas delgadas las cuales se combinan formando un círculo alrededor de las miofibrillas gruesas sobre las cuales se superponen. En el momento de la contracción las miofibrillas delgadas se desplazan sobre las gruesas reduciendo la longitud total del sarcómero. Esto es lo que se denominó la “Teoría del filamento deslizante y los puentes transversales” ya que estos filamentos estarían unidos entre sí por puentes transversales a través de los cuales logran desplazarse unas miofibrillas sobre las otras. Este movimiento lo consiguen gracias a un complejo mecanismo que incluye la liberación de ión Calcio (Ca++) al medio intracelular que permitiría la unión de las proteínas de los filamentos delgados y gruesos (uniendo sus proteínas, actina y miosina) que interaccionan entre sí. En ese mismo sentido, el secuestro del Ca++ estaría relacionado con la relajación muscular.

Todos los músculos que ocasionan movimientos del esqueleto pueden ser controlados por nuestra voluntad y son músculos estriados a excepción de la fibra muscular cardíaca que es musculatura estriada y no tiene movilidad voluntaria (Damasio, 2000). Esta aparente contradicción halla su explicación a través de la posibilidad de considerar la acción que realiza el músculo cardíaco como una internalización de una acción que otrora se ejerciera afuera del organismo. (Freud, 1915c , Chiozza,1996)

El músculo estriado posee cuatro particularidades que lo caracterizan: irritabilidad, contractilidad, distensibilidad y elasticidad. De todas ellas la contractilidad es la más destacable de sus funciones ya que es la más específica de este sistema.

Con el término “contractilidad” se hace referencia a la capacidad del músculo para producir tensión entre sus extremos: para ejercer una tensión.

Esta tensión está regulada, como veremos, a través del sistema nervioso central por impulsos nerviosos que llegan a la unión neuromuscular provocando la emisión de una sustancia trasmisora que se difunde a través de la unión neuromuscular (espacio sináptico) y excita químicamente la fibra muscular al unirse al receptor postsináptico de la placa. La excitación queda evidenciada por la generación y conducción de los potenciales de acción en el sarcolema de la fibra muscular. La conducción de dichos potenciales a lo largo de la fibra muscular inician la cadena de sucesos que lleva al acortamiento de los elementos contráctiles de las miofibrillas y a la producción consiguiente de tensión en el músculo (Gowitzke y Milner, 1999).

Los músculos rara vez actúan por separado, sino que interactúan entre sí de modo que se pueda conseguir el movimiento deseado. Esta interacción puede tomar muchas formas diferentes, de modo que un músculo puede desempeñar diferentes tareas dependiendo del movimiento (Gowitzke y Milner,1999). Las células musculares pueden además formar parte de la estructura y configuración de casi todos los órganos de la economía constituyendo esfínteres, el endotelio arterial, paredes de diversos órganos, etc..

Existe dos tipos de células musculares claramente diferenciadas por su forma y su función: Las células musculares lisas y las estriadas .

A diferencia de la fibra muscular estriada, en la fibra muscular lisa la contracción–relajación es lenta, menos potente y mas persistente. Se encuentran en general dispuestas en forma circular alrededor de los vasos sanguíneos, en número variable en los diferentes componentes de la circulación. También se lo halla en el tracto gastrointestinal y en algunos órganos como el útero. (Best y Taylor, 1986)

-Tipos de contracción:

En condiciones “normales” el músculo se contrae o se acorta en relación directa con la carga sobre la cual ejerce su fuerza; o sea, acorta su longitud al mismo tiempo que mantiene el mismo tono muscular. Este tipo de contracción se denomina isotónica. Produce acortamiento de la fibra muscular y su función es la aceleración. Si consideramos una fuerza y una resistencia que se le opone, en este tipo de contracción, la resistencia es menor que la fuerza del músculo y por lo tanto el trabajo mecánico realizado es dinámico. (Best y Taylor)

En una contracción simple, el músculo (o mejor dicho el sarcómero ) no ha sido totalmente activado. Cuando se mantienen fijos los dos extremos de un músculo, (por ejemplo si un sujeto tendiera a levantar un peso que superara la fuerza de contracción del músculo necesario para tal fin), la estimulación ocasiona el desarrollo de fuerza sin modificación de la longitud total del músculo; este tipo de contracción se denomina isométrica. El músculo por lo tanto mantiene su longitud y aumenta la tensión. Este tipo de contracción se consume en contrarrestar fuerzas opuestas, como puede ser el sostén de objetos, el mantenimiento de posiciones contra la gravedad y la fijación de estructuras. La resistencia, en este caso, es igual a la fuerza del músculo y por lo tanto el trabajo mecánico realizado es estático o nulo. (Best y Taylor). Este tipo de contracción, parecería tener la función de evitar la elongación, el estiramiento del músculo o la relajación.

Por oposición a estos dos tipos de contracción, el alargamiento posee como función la desaceleración. En este caso la resistencia es mayor que la fuerza del músculo y, por lo tanto, el trabajo mecánico realizado es negativo.

-Metabolismo muscular

a) Producción de calor, contracción y relajación:

La contracción depende de la presencia de ATP que le proporciona la energía , la misma conlleva la producción de calor , producto de los procesos químicos y físicos relacionados con el “consumo” del ATP.

La relajación muscular ocurre gracias al secuestro del Calcio unido al complejo actina-miosina. Dicho secuestro es llevado a cabo por una proteína de la membrana del retículo sarcoplasmático llamada proteína de la bomba de calcio. Esta proteína, con capacidad ATPásica es activada por el Calcio y su función es transportar el calcio que durante la contracción se encuentra en el sarcoplasma, hacia los túmulos del retículo sarcoplasmático ocasionando de este modo la relajación. Por cada 2 moléculas de Calcio transportada es hidrolizada una molécula de ATP. El Calcio secuestrado es fijado luego por una proteína llamada “calsecuestrina” y así queda disponible para ser liberado nuevamente en una nueva contracción .

Por lo tanto existiría consumo de ATP tanto en la contracción como en la relajación, en el primer caso, a los fines de separar la unión de la actina con la miosina para que pueda luego volverse a unir a otro monómero, en el segundo caso para que la bomba de Calcio pueda ser activada y permita la relajación.

El proceso completo de la contracción podría sintetizarse de la siguiente manera: Llega un estímulo al músculo (desde el nervio o externo)  despolarización del sarcolema potencial de acción iniciado y prolongado a lo largo de los túbulos T  Calcio liberado del sistema del retículo sarcoplasmático Los iones Calcio se unen al sitio activo inhibiendo a interacción de la actina y la miosina los filamentos delgados se deslizan a lo largo de los filamentos gruesos acortando el sarcómero.

El proceso de la relajación comienza luego de la repolarización. Aumento de la recaptación de iones Calcio por el retículo sarcoplasmático disociación progresiva de la unión actina-miosina retorno de los filamentos gruesos y delgados al estado de reposo.

b) Generadores de energía:

“La principal fuente de energía para el músculo es el glucógeno. Esta energía está disponible sin consumo de oxígeno (O2) aun cuando exista éste. Por lo tanto, las reacciones químicas oxidativas (aeróbicas) no están directamente relacionadas con la contracción muscular, sino con los procesos de recuperación que actúan suministrando energía en forma rápidamente disponible para el mecanismo contráctil, para asegurar de este modo una rápida respuesta a la excitación” (Best y Taylor, 1986, pág. 115)

El compuesto final, producto de la degradación del glucógeno, es el ATP. Dicha molécula proporcionará, a través de hidrólisis, la energía necesaria para que los monómeros de miosina puedan separarse de la actina y luego volverse a juntar con un monómero de actina distinto y producir así la contracción. En dicha hidrólisis la molécula de ATP se degrada a ADP liberando un ión Ph. El restablecimiento del sistema comprende la fosforilación del ADP a ATP. Esto se logra gracias a que el Ion Ph que el ATP había liberado es captado por una proteína llamada Creatinina que tiene tanto la capacidad de fosforilarse al captar el ión, como de desfosforilarse para devolverle el ión Ph al ADP y formar nuevamente ATP. De esta manera se crea, durante el proceso de recuperación muscular, un segundo compuesto de alta energía en forma de creatininafosfato. Durante el reposo, el contenido de ATP es de 4 a 6 veces menor que el contenido de creatininafosfato. El ATP y la creatininafosfato representan energía acumulada en una forma que puede ser utilizada de inmediato. (Best y Taylor)

Este tipo de recarga de ATP a partir de la creatininafosfato es, como dijimos, un tipo de recarga rápida, pero sólo permite que un músculo se contraiga 50 a 100 veces y luego ocurre una rápida depleción de las reservas de energía; existe otro tipo de recarga de ATP a partir del proceso de fosforilación oxidativa que es mucho mas lento pero constante. (Best y Taylor)

Dado que las reacciones asociadas a la contracción (la desfosforilación del ATP, la transferencia de fosfato a la Creatinina y la fosforilación del ADP para formar nuevamente ATP) son procesos no oxidativos, durante la contracción no hay consumo de oxígeno siempre y cuando no se mantenga, al mismo tiempo, un metabolismo de recuperación. En ese caso el O2 es consumido durante la fase de recuperación, en la fosforilación oxidativa del ADP.

La glucólisis y la oxidación de otra molécula llamada acetil CoA serán las encargadas del aporte de energía para la formación de ATP a través del ciclo del ácido cítrico y la fosforilación oxidativa asociada por la cadena respiratoria.

El músculo, lo mismo que las células hepáticas, pueden acumular grandes cantidades de glucosa en forma de glucógeno (glucogénesis) para poder disponer de él en el momento en que le sea necesario. La degradación del glucógeno (glucogenolisis) a glucosa implica la fosforilación de esta última, situación que le permite entrar al ciclo principal de la glucólisis para formar ácido pirúvico que se oxidará completamente en el ciclo de Krebs (tricarboxílico o del ácido cítrico) y el sistema de fosforilación oxidativa asociado o formará ácido láctico en condiciones anaeróbicas. El ácido láctico es convertido luego en ácido pirúvico y metabolizado más todavía cuando nuevamente el músculo dispone de O2 o es metabolizado en el hígado. Este mecanismo de degradación de glucógeno a glucosa es iniciado por altas concentraciones de AMP que activa las enzimas necesarias para iniciar el proceso de degradación.

Del metabolismo de la glucosa (glucólisis) se forman 2 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa degradada .

El ácido láctico puede formarse tanto en condiciones aeróbicas como anaeróbicas cuando la actividad muscular excede una determinada intensidad y el O2 se convierte en el factor limitante en relación a la demanda. La cantidad de ácido láctico formado representa una deuda de O2 que el músculo debe pagar durante el período de recuperación. Si la contracción continúa, el ácido láctico es volcado ala circulación y transportado al hígado donde es metabolizado, transformado en glucógeno y luego en glucosa para ser reutilizado por el músculo. Este ciclo se denomina ciclo de Cori.

Durante la glucólisis no se consume O2 y no es necesaria su presencia .

El ciclo de Krebs, que tiene lugar en las mitocondrias, lo forman una secuencia cíclica de reacciones químicas que parten del Acetil CoA que proporciona el ácido pirúvico, derivado de la glucólisis. Otras fuentes del Acetil CoA son los ácidos grasos y ciertos aminoácidos. El Ciclo de Krebs representa un ciclo común en la degradación de oxidativa de los hidratos de carbono, grasas y proteínas, sin embargo el metabolismo de los dos primeros representa las principales fuentes de Acetil CoA.
Como resultado del ciclo se consumen 2 moléculas de O2 y se generan 2 moléculas de H2O (agua) y 2 moléculas de CO2 (dióxido de carbono) + energía.

Las reacciones que se producen en el Ciclo de Krebs están acopladas a la cadena respiratoria (fosforilación oxidativa) y consisten en una serie de transportadores de electrones y de hidrógeno también localizados en las mitocondrias.

En condiciones fisiológicas la respiración y la fosforilación están estrechamente acopladas y los factores que limitan la velocidad de ambos procesos son las concentraciones de ADP y de fosfato inorgánico. A su vez, la concentración de ADP está determinada por la velocidad de utilización del ATP dando por resultado un mecanismo autorregulador por el cual la velocidad de generación de energía se adapta a los requerimientos de la célula.

Como producto de todos estos procesos se producen 39 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa degradada desde la glucólisis pasando por el ciclo de Krebs, hasta terminar la fosforilación oxidativa generando un total de 686.000 cal/mol; en cambio reproducen únicamente 56.000 cal/mol. cuando la degradación de la glucosa llega sólo hasta el ácido láctico. Esto demuestra la escasa producción de energía del metabolismo anaeróbico en comparación con el metabolismo aeróbico .

- El tono muscular:

Existe una cualidad de la tensión muscular que no pertenece al control voluntario y conciente que es la tensión de base. Ésta se puede percibir cuando los músculos se hallan en estado de reposo. La tensión de base es el tono neuromuscular.

Es un estado básico de semicontracción permanente que habilita al músculo “para contraerse con prontitud y eficacia si la circunstancia lo requiere” (Chiozza y col, 2001e, pág. 227) “El mantenimiento del tono muscular (..) es un requisito indispensable para el control de la postura y el equilibrio corporal, pero además resulta esencial para la ejecución adecuada de cualquier movimiento; tanto para la pronta iniciación del movimiento como para aportar, una vez iniciado, la plasticidad necesaria.” (idem. pág.219 )

Resulta útil aclarar que “semicontracción” no se refiere a un estado “intermedio” de contracción, dado que las fibras musculares sólo pueden estar totalmente contraídas o relajadas (algunas fibras musculares están completamente contraídas todo el tiempo). (Snell, 1982, pág. 147) sino que para lograr este estado llamado de “semicontracción” y evitar la fatiga, se ponen en juego diferentes grupos de unidades motoras, y por lo tanto diferentes grupos de fibras musculares, alternativamente. Esto se consigue gracias a la descarga asincrónica de impulsos nerviosos de baja frecuencia de las motoneuronas en el asta anterior de la medula espinal que contribuye al mantenimiento del tono muscular, de la postura corporal y el retorno de la sangre al corazón (Snell, 1982)

Básicamente el tono muscular está regulado, por un lado, por un sistema reflejo (arco reflejo) monosináptico simple compuesto por dos neuronas y, por el otro, a través del sistema nervioso central. El grado de tensión en un músculo se detectada por las terminaciones sensitivas (husos musculares y tendinosos -aparato de Golgi-), que transmiten el impulso nervioso por las fibras aferentes a la médula espinal. Allí establecen una sinapsis con las neuronas motoras del asta anterior de la médula que a su vez envían sus impulsos por los axones a las fibras musculares. Los husos musculares mismos están inervados por fibras eferentes gama que regulan la respuesta de los husos musculares, actuando sinérgicamente con el estiramiento externo. De este modo el tono muscular se mantiene reflejamente y se adapta a las necesidades de la postura y el movimiento.(Snell, 1982)

Este modo de regulación del tono neuromuscular, llamado reflejo miotático constituye la base del tono muscular (Cardinali, 1997, cit. por Chiozza y col., 2001e)

El tono muscular dependerá entonces de las propiedades físicas de los músculos y de la integridad de los nervios periféricos y sus conexiones centrales.

El tono muscular puede, además, fluctuar con las modificaciones de los estados afectivos que vive un sujeto. Así, una persona que se encuentra en una situación de peligro, aumentará su tono muscular a los fines de aumentar la capacidad de reacción debido a que el tono entre sus propiedades, “permite con mayor facilidad y rapidez el paso del reposo a la actividad o de un movimiento a otro” (Sherrington, 1940, citado por Chiozza y col., 2001e, pág. 228)

2- Interrelación neuro-muscular del sistema móvil

- El sistema nervioso:

El sistema nervioso periférico está compuesto tanto por fibras sensitivas como motoras que inervan los fascículos musculares a través de dos tipos de neuronas: las neuronas motoras, o motoneuronas alfa, también llamadas grandes fibras y las fibras pequeñas o motoneuronas gama. Las motoneuronas alfa poseen su núcleo en el asta anterior de la medula espinal.

Una motoneurona y todas las fibras musculares que inervan sus terminales de axón, constituyen una unidad motora. Según el tamaño y la función del músculo poseerá una o varias unidades motoras. Los músculos pequeños y los que se ocupan de pequeñas gradaciones de contracción tienen, necesariamente, unidades motoras más pequeñas que los músculos más voluminosos cuyo funcionamiento implica contracciones más intensas (Snell,1982, pag. 133, 147).

Las motoneuronas gama inervan los husos musculares. Constituyen un medio de regulación central de la contracción muscular.

Los husos neruomusculares o musculares, proporcionan la información sensitiva propioceptiva que emplea el SNC en el control de la actividad muscular. Se encuentran en el músculo esquelético y tienden a predominar en la inserción tendinosa del músculo. El estiramiento de las fibras del huso muscular proporciona la “información” a través de impulsos nerviosos que llegan hasta la medula espinal por las neuronas aferentes. Luego, a través de las motoneruronas responderá el SNC al estimulo provocado (Snell, 1982).

Las señales propioceptivas / cenestésicas forman múltiples mapas de aquellos aspectos del cuerpo que vigilan. Estos mapas están en niveles plurales del sistema nervioso central, desde la medula espinal hasta la corteza cerebral. El sistema vestibular, que cartografía las coordenadas del cuerpo en el espacio, completa la información somato sensorial (Damasio, 2000, Pag. 174).

Las fibras sensitivas pueden ser también de dos grupos, las grandes, del grupo I, que poseen terminales sensitivas en los receptores del músculo (huesos y órganos tendinosos) y las fibras más pequeñas, del grupo II que probablemente facilitan la sensación de dolor muscular (Gowitzke y Milner, 1999)


-Otros modelos contráctiles

Si bien las células musculares son las más especializadas en la capacidad contráctil, no son las únicas con dicha facultad. La matriz citoplasmática de la mayoría de las células eucarióticas tiene una trama citoesquelética formada por microtúbulos y diversos tipos de microfilamentos organizados de manera altamente estructurada constituyendo un retículo tridimensional. Los microtúbulos son de tamaño uniforme y notablemente rectilíneos. Están compuestos por subunidades proteicas, llamadas tubulina, organizadas como estructuras filamentosas lineales o en espiral; constituyen además la principal proteína de cilios y flagelos . Los microtúbulos poseen una función mecánica como armazón que determina la forma celular y la distribución de su contenido; intervienen en la polaridad intrínseca de la célula así como en las alteraciones en la motilidad celular; pueden participar en el transporte de macromoléculas en el interior de la célula formando canales intracitoplasmáticos y se ha postulado una posible función en la trasducción de energía en los receptores sensoriales.

Varios organoides derivan de grupos especiales de microtúbulos. Algunos de ellos como los ásteres y el huso constituyen organoides transitorios que aparecen y desaparecen en relación con los ciclos mitótico o meiótico. Otros, tales como los cilios, flagelos, cuerpos basales y centríolos , son de tipo más permanente. (De Robertis, y De Robertis, 1984)

Podríamos decir esquemáticamente que así como los músculos son los “responsables” de la motilidad del organismo, los cilios y flagelos serían los “responsables” de la motilidad celular. Están constituidos por pequeños apéndices, cilíndricos y delgados, claramente diferenciados, que se proyectan a partir de la superficie de la célula, con capacidad móvil. La diferencia entre ambos es que los flagelos son escasos y largos; los cilios, en cambio, son cortos y numerosos. El ejemplo más destacado del flagelo es la “cola” del espermatozoide que le permite el desplazamiento en el medio a gran velocidad. Los cilios, en cambio, si bien se pueden encontrar en la superficie las células de algunos protozoarios, constituyendo grandes láminas ciliadas que permiten el desplazamiento del organismo entero en un medio líquido, es mas común hallarlos revistiendo la superficie de las células de cavidades o tubos internos, como las vías aéreas o diversas partes del tracto genital .(De Robertis, y De Robertis, 1981)


-Una mirada desde la biología

Resulta inevitable establecer una unión indisoluble entre el movimiento y la actividad muscular, ya que el músculo parece haber sido “diseñado” exclusivamente para esa finalidad.

Sherrington (1940) sostiene que “Si miramos la escala de la vida, ya sea en su orden cronológico como organizativo, el músculo aparece antes que el nervio, y el nervio antes que la mente, la “mente reconocible”. Diríamos que es el acto motor por efecto del “impulso vital”, la cuna de la mente. El acto motor al integrar mecánicamente al individuo, habría iniciado a la mente en su desarrollo como tal. (…) conforme se produce la integración motora, se produce la mente como sirviente de un “ansia” que busca satisfacción.” (pág. 192)

Según Von Uexkhull (1934) (cit. por Canteros y colab 1980) las especies animales deben su motilidad al sistema muscular y por lo tanto, la fibra muscular sería el órgano mecánico-efectórico por excelencia.

En el año 1980 Canteros y colab. (Canteros J. y col. 1980) sugerían que en la estructura misma del tejido muscular, su intimidad histológica y su capacidad contráctil, atestiguan que está hecho para acercar el objeto a la fuente. De modo tal que, dicen, “el músculo representa aquella parte del organismo que sale a la búsqueda”(pág. 35) del objeto. Toman a Weiz (1952) plantea que frente a la necesidad de búsqueda de los alimentos fue necesaria la creación de un sistema, como el sistema muscular, que le permitiera al sujeto la movilidad necesaria para alcanzar su objeto. De este modo la conducta alimenticia heterotrófica justificaría la necesidad de un movimiento activo. A pesar de ello los mismos autores explicitan que el heterotrofismo no es exclusivo de los animales sino que otras especies también la poseen. Ejemplo de ello son los hongos que toman sus alimentos del medio que los rodea sin necesidad de moverse; otras especies, en cambio, confían su movimiento a agentes de dispersión pasiva como al agua o el viento.

El hetortrofismo por sí mismo no parecería ser, entonces, condición sinequa-non para la introducción del movimiento en la vida. Por otro lado tampoco parece resultar de todo convincente la explicación que traen Canteros y colab. (1980) respecto de la teleología de la función muscular ya que existen especies que presentan movimientos francamente activos en la búsqueda de alimentos, como las plantas cazadoras de moscas que, aunque pueda explicarse este fenómeno a partir de unos “sensores” que la mosca activa dentro de la planta que reflejamente se cierra, presenta un movimiento, es decir, denota un desplazamiento de la masa en el espacio netamente visible y no podíamos considerar allí un sistema muscular pero si un sistema contráctil. Por otro lado el movimiento no parece ser exclusivo de los animales (eucariontes pluricelulares) en busca de alimento, también el espermatozoide “se mueve” en sentido al óvulo. Tendríamos entonces que diferenciar, inevitablemente, movimiento de actividad muscular o decir que el movimiento es algo mucho mas extenso que la actividad muscular, que la actividad muscular es movimiento, pero que el movimiento no necesariamente es actividad muscular.

De ese modo podremos abarcar dentro de los sistemas móviles a algunas bacterias y organoides que gracias a un sistema contráctil que difiere, en parte, con la fibra muscular, logran alcanzar su objetivo. No sólo el espermatozoide, como ya dijimos, es un claro ejemplo de motilidad sin sistema muscular sino que por ejemplo un virus coloniza una célula, se introduce dentro de ella, se dirige al núcleo, se replica y luego se marcha y todo ese “movimiento” lo hace exento de sistema muscular y exento de movilidad pasiva. Por lo tanto hablar de que “la aparición del sistema muscular sustenta el pasaje de la pasividad a la actividad del organismo” (Canteros y colab, 1980) parecería ser una afirmación que aunque sea cierta, manifiesta cierta parcialidad.

Canteros y col. (1980) consideran como un precursor del sistema muscular a unas células epiteliales que poseen un tipo de espongiarios cuya capacidad contráctil en torno a los poros les permite regular el curso de agua en su interior y retener líquidos antes de que baje la marea. Este tipo de actividad móvil es justamente de aquella clase de movilidad que el sistema muscular no estaría apto para hacer y para lo cual el sistema que dichos espongiarios poseen es absolutamente eficaz. Por lo tanto habría que reconsiderar también las cualidades de activo y pasivo.

El deseo alimenticio, o cualquier otro, ya sea de un animal, de un vegetal o de una bacteria, en la medida que genera en él un cambio y una transformación de un estado a otro a los fines de procurarse la satisfacción de su necesidad, tenderá a producir un “movimiento” acorde a la capacidad de dicha especie. Si hablamos del reino animal, parecería ser que el sistema que mejor se arroga la representación del movimiento sería el sistema muscular.

Según Margullis y Sagan, (1995, 1996) las bacterias y protoctistas introdujeron la recombinación genética, la locomoción y la reproducción conducente al crecimiento exponencial. Fueron ellos los pioneros de la simbiosis y la organización individual a partir de colectivos pluricelulares. Ellos inventaron la motilidad intracelular (incluyendo la mitosis), los ciclos biológicos complejos, la meiosis, la fusión sexual, la individualidad y la muerte programada. (pág.131)

Sostienen la idea de un origen bacteriano simbiótico en todos los elementos móviles celulares. Explicitan que tras un periodo de negociación química y transferencia genética, las bacterias comenzaron como simbiontes y acabaron convirtiéndose en las mitocondrias y plástidos de las células eucariotas. Consideran además que este tipo de simbiosis no fue la primera. Una simbiosis bacteriana aún más antigua precedió a la adquisición de esos orgánulos. Dicha simbiosis, “anterior a que los protistas nadadores anaeróbicos fuesen infectados por organismos que respiraban oxígeno para formar alianzas, consistió en la unión con bacterias con capacidad móvil. Así, introdujeron una modificación a partir de la cual pasando de ser bacterias libres a convertirse en partes de la célula, las serpenteantes espiroquetas podrían haber conferido su considerable capacidad de movimiento a células ancestrales que en un principio fueron sus víctimas. Las espiroquetas, los nadadores más veloces del reino monera, son bacterias propulsadas por protones que fermentan carbohidratos y surcan el agua como un sacacorchos poseso, abriéndose paso a través del limo, los tejidos vivos y el mucílago. ” (pág. 97)

“De este modo, las invasoras espiroquetas forman alianzas, a menudo reversibles, fijándose a organismos mayores y propulsándolos.” (..) “Las espiroquetas se alimentan activamente de las migajas metabólicas de las células a las que se fijan. La ventaja simbiótica es obvia: las espiroquetas impulsan con su movimiento oscilatorio las células que las alimentan. Una célula de Mixotricha o Trichonympha sin espiroquetas es como una barca sin motor o un jovenzuelo sin coche . Los consorcios capaces de nadar velozmente tienen más oportunidades que sus insolentes predecesores a la hora de buscar alimento, escapar de los predadores y encontrar pareja.” (pág. 97-98)

La motilidad fue, en opinión de Margullis y Sagan, (1995) “..la primera adquisición endosimbiótica de los nacientes eucariotas; perdiendo partes de sí misma a medida que evolucionaban, las serpenteantes espiroquetas invadieron y animaron lo que iban a convertirse en células nucleadas.” (pág. 104)

Sostienen además que hay evidencias tentadoras que sugieren un origen bacteriano para el orgánulo llamado centríolo- cinetosoma. Estos orgánulos u organoides que, como decíamos antes forman parte de cilias y flagelos, es posible que sean producto de “espiroquetas simbiontes que se convirtieron en undulipodios (implicadas en los flagelos celulares y en el huso mitótico) (y) se hayan integrado tanto en sus huéspedes que hayan acabado disolviéndose en meras trazas y sombras genéticas de su antigua identidad.” (pág. 103)

“Una razón para pensar que la simbiosis de las espiroquetas precedió a las otras es el reciente descubrimiento de protistas con undulipodios pero carentes de mitocondrias. El oxígeno es un veneno para ellos, lo que sugiere que datan de antes de que los protistas ancestrales establecieran relaciones simbióticas con las bacterias que dieron lugar a las mitocondrias.”

“La ausencia de intermediarios entre las bacterias y estos protistas aparentemente aberrantes indica que la evolución de un organismo nadador nucleado pero todavía anaeróbico probablemente no tuvo lugar sólo por mutación aleatoria. La evolución repentina de células con núcleo y orgánulos natatorios (…) se explica mejor por una antigua simbiosis. Cuando se observa la estrecha conexión existente entre undulipodios y aparato mitótico en las células anaeróbicas vivas, la simbiosis se convierte en la explicación científica más sencilla. De hecho, la explicación mutacional del origen de los undulipodios parece, en comparación, muy cogida por los pelos.” (pág. 104)

Chiozza, siguiendo a Bateson (Chiozza, 1986a) afirma que “…en biología, todo lo que es antecedente funciona como una "trama de fondo", inconciente, conformada por la persistencia de configuraciones antiguas que en su momento fueron "figuras" concientes, y que han "sobrevivido" resistiendo a la presión selectiva ejercida por otras. Lo nuevo, en lo actual, puede ser concebido como una nueva "figura", como la creación de una "forma" inexistente antes, surgida como producto "mixto" de un encuentro entre la "trama" inconciente antecedente, y la ocasión particular y presente que ocupa la conciencia”.

Resulta interesante entonces establecer una suerte de paralelismo significativo entre ambas adquisiciones simbióticas y el tejido muscular. Si, como dicen Margullis y Sagan, (1995, 1996) la primera adquisición fue la motilidad y la segunda el pasaje de la anaerobiosis a la aerobiosis, entonces es posible pensar que el pasaje de la respiración muscular anaeróbica a la aeróbica, que sucede cuando un músculo trabaja en condiciones de un ejercicio sostenido en el tiempo, constituye la repetición ontogenética de un proceso evolutivo dado en la filogenia.

Se podrían plantear entonces dos estadios musculares evolutivamente progredientes. Un primer estadio, muscular primario, anaeróbico; y un segundo estadio, muscular secundario, aeróbico. De modo tal que cuando un músculo “trabaja” en condiciones anaeróbicas, funciona en el modo que corresponde a un estadio anterior a la adquisición de la capacidad respiratoria y por lo tanto a un estadio anterior a la adquisición de la segunda simbiosis característica de las células eucariontes.


INVESTIGACIONES ANTECEDENTES ACERCA DE “LO MUSCULAR”

En el año 1977 Canteros y colaboradores (1977) sostuvieron que el músculo, al estar constituido por tejido especializado en la producción de movimiento, es el órgano efector por excelencia en la satisfacción de la necesidades. Consideran que el músculo es aquella parte del organismo que “sale” a la búsqueda del objeto de la necesidad. En ese mismo sentido, sostienen que la aparición y desarrollo del sistema muscular, guarda una relación fundamental con el pasaje de la pasividad a la actividad. Sostienen además que, en la medida que el músculo aislado no tiene ninguna participación por sí solo sobre el medio sino que necesita del sistema nervioso para que una acción pueda llevarse a cabo, plantean un acción conjunta de ambos sistemas, integrados en el así llamado sistema neuromuscular, en el que el sistema muscular quedaría subordinado al sistema nervioso en una relación de dependencia casi inmediata, automática, entre ambos. Comparan entonces, a partir de allí, el concepto de subordinación social con los fenómenos de masa y concluyen que “la capacidad de subordinarse ‘suspendiendo’ momentáneamente las ideas y la voluntad propia –en cierto modo la individualidad- para hacer posible con su trabajo una acción mancomunada con el medio, describe lo que podríamos llamar una adecuada ‘función muscular’” (Pág. 25.) Finalmente plantean dos tipos de función muscular. Una denominada función muscular “animal” basada fundamentalmente en la fuerza y otra, “humana”, caracterizada por la habilidad, el uso de instrumentos, la cooperación en el trabajo y la expresión de emociones.

Un año mas tarde agregan (Canteros y col, 1978) que de acuerdo a las ideas anteriormente planteadas, lo muscular “es capaz de expresar más que cualquier otra representación las vicisitudes del conflicto subordinación-rebelión”(pág. 52), y que lo que han discriminado como una función muscular humana y una función muscular animal tiene un último sentido común que es lo que caracterizan los autores como “el secreto de la fuerza, es decir, la organización y la disciplina” (pág. 53)

En el año 1980, el mismo grupo de trabajo (Canteros y colab., 1980) publicó en la revista Eidón su última comunicación al respecto de “Lo muscular” en la cual, a partir de considerar al músculo como aquella parte del organismo que mejor simboliza la realización de la acción específica en la satisfacción de las necesidades, establecen que sería el órgano efectórico aloplástico por excelencia. Sostienen, además, que la función básica del sistema muscular es posibilitar el movimiento activo característico de la alimentación heterotrófica que identifica a la “vida animal”, por contraposición a la “vida vegetal” y a la “racional”. Finalmente retoman lo planteado anteriormente respecto del conflicto subordinación-rebelión y reiteran como su tesis mas firme que “la capacidad de subordinarse, suspendiendo momentáneamente las ideas y la voluntad propia, en cierto modo la individualidad, para hacer posible con su trabajo una acción mancomunada sobre el medio”(pág. 49), describe una adecuada “función muscular”.

Grus y colaboradores (1995) presentaron en el año 1995 una primera comunicación acerca del tema en el cual consideraron que “’lo muscular’ se arroga la representación de los procesos mediante los cuales se realizan las acciones que permiten el reconocimiento del mundo externo y en consecuencia, de los objetos de los impulsos inconcientes”(pág. 26). Señalan que “la pauta, el modelo o el bosquejo de plan de la acción a realizar, es el “qué hacer”; mientras que lo muscular se halla relacionado con el poner en actos los impulsos, el “cómo hacer”(pág. 27). Sostuvieron, además, que “para lograr una acción adecuada, en lo que a lo muscular se refiere, es preciso establecer un ‘pacto’ que puede observarse entre la actina y la miosina, entre los sarcómeros, entre las células musculares, y entre los distintos músculos agonistas y antagonistas. Así, contando con la colaboración de sus integrantes el músculo se ‘contrae’ a los fines de efectuar un trabajo, ejecutando su función privilegiada: la contracción. La puesta en acto de lo muscular, correspondería a una acción realizada en co-laboración”(pág. 27). Sostienen, en ese sentido, que el sentimiento vinculado a lo muscular es el sentimiento de colaboración y hallan que dicho sentimiento interviene en la ejecución de la acción implicando “el establecimiento de varios ‘pactos’ con lo óseo, lo articular, lo neuronal, etc. con los cuales establece un contrato que permite asegurar las normas a seguir, articulándolas entre sí, de acuerdo a una idea que indique qué hacer en un momento dado, cómo hay que hacerlo y garantice la confianza depositada entre las partes” (pág. 27)

Un año mas tarde, parte del mismo grupo (Grus y colab., 1996) presentó ideas elaboradas a partir de su trabajo anterior en el cual sostuvieron que “el músculo, por las funciones que acabadamente desarrolla, se arroga la representación del componente motor de toda acción. (..) Como componente motórico, participa de las claves de inervación del pensamiento, del afecto, de la percepción y del acto motor, contribuyendo con su especificidad, en mayor o menor medida, a su configuración”(pág. 28). Sostienen además que en la conformación de un equipo, que se realiza sobre un obrar en comunidad, en el que participa la unión de sus integrantes que se expresa en un pacto sustentado en la cooperación y en la fidelidad entre si, participa, hipotéticamente, una fantasía muscular cuya meta es el trabajo en común. De ese modo, “las acciones parciales, agrupadas en una acción común, comprometen los sentimientos de cooperación y colaboración”.(Pág. 29)

En el año 2001 presenté un trabajo sobre la contractura muscular donde expuse lo que el Dr. Chiozza planteó en la discusión del último trabajo de Grus y colaboradores. Los planteos allí presentados han sido vertidos nuevamente en esta oportunidad.




ELABORACIONES POSTERIORES

Siguiendo los desarrollos de conceptos freudianos que afirman que cada órgano y función son fuente de un impulso cualitativamente diferenciado (Freud, 1905d), Chiozza y col. (1969a) sostiene que “..aquello que denominamos cuerpo, órganos, tejidos, células, o más simple y generalmente la existencia material del ser vivo, constituye, desde otro ángulo de observación y ‘al mismo tiempo’, una fantasía específica.(…) La idea o fantasía específica es aquello inherente, inseparable de una determinada materia, en cuanto ambas se constituyen recíprocamente o dependiendo de un mismo proceso.” (pág.157)

Podemos pensar entonces en la existencia de fantasías musculares vinculadas, específicamente, con la meta pulsional que emana del funcionamiento del tejido muscular como zona erógena. La comprensión de la meta o finalidad de esta pulsión específica, como su descripción en términos de fantasía inconciente, constituirá el significado inconciente específico del tejido muscular.

Forma y función, íntima e indisolublemente ligadas, llevarán a cabo la tarea principal del tejido muscular: La contracción. Podemos suponer que esa primordial función implica una fantasía primaria, vinculada a esta actividad. El tejido muscular posee, como ya ha sido expresado, otras funciones, como ser el mantenimiento del tono muscular y la producción de calor, cualidades que implicarán fantasías musculares secundarias como correspondería a la “menor importancia” de estas funciones .


- Freud y lo muscular

Freud hace varias consideraciones acerca de lo muscular o más específicamente de la actividad muscular. En el “Proyecto de una psicología para neurólogos” (1950ª[1895]) sostiene que el sistema muscular es el encargado, a través de su actividad, de regular la cantidad (Q) dentro del aparato psíquico. De ese modo, siguiendo el principio de inercia, el sistema podría mantenerse estable del aumento de Q que acontece por el contacto con el mundo exterior.

Previamente Breuer (Breuer y Freud, 1893ª) había planteado que el movimiento muscular sirve a los fines de nivelar el acrecentamiento de estímulo y así atemperar y la emoción a través de la descarga. Centraba su argumento en la necesidad de descargar una excitación, incrementada como consecuencia del afecto, al que localizaba en el cerebro. Sostenía además que la descarga sería específica para cada emoción y si ella le era denegada entonces podría ser transpuesta en alguna otra descarga que la sustituya configurando de esta forma una “expresión anómala de las emociones” (pág. 214)

En “Tres ensayos de una teoría sexual” Freud (1905d) establece un esquema evolutivo de la libido genital configurada por pulsiones pregenitales. Los procesos, así llamados, “psíquicos” tendrán su apoyo en procesos “orgánicos” situando, de este modo, en la primera fase de la evolución libidinal, a las pulsiones organizadas alrededor de las pulsiones canibálicas u orales; más tarde la organización libidinal que regirá girará alrededor de las pulsiones sádicas y anales . En esta etapa la polaridad pregenital se establecerá sobre la oposición activo – pasivo, oposición que más tarde se complementará con la polaridad masculino y femenino propio de la etapa genital. De este modo en la etapa anal, dice, “la actividad es producida por la pulsión de apoderamiento ” (pág. 180) o dominio “a través de la musculatura del cuerpo, y como órgano de meta sexual pasiva se constituye ante todo la mucosa erógena del intestino” (pág. 180). La musculatura sería el órgano a través del cual los aspectos sádicos hallan su descarga a través del control de objeto, el dominio y la retención de esfínteres.

Sostiene además que la actividad muscular constituye, “para el niño, una necesidad de cuya satisfacción extrae un placer extraordinario” (1905d, pág. 184) placer del cual, dice, habría que reconocer una de las raíces en la pulsión sádica.

Abraham (Abraham citado por Freud, 1905d, pág. 181) por su parte, dividió la fase anal sádica en dos. En la primera, el erotismo anal estaría ligado a la evacuación (anal expulsivo); en la segunda, a la retención. Establecida esta división, el sadismo quedaría ligado a la destrucción del objeto en el primer caso y al control posesivo en el segundo. (Freud 1905d)

En 1913 Freud (1913j) sostiene que la sexualidad infantil se apuntala en las funciones de nutrición y excretorias “y probablemente también en las de la excitación muscular y la actividad sensorial” (pág. 183)

A partir de 1915 (1915c,1917d [1915],1923b,1924c) considera al sistema muscular como el efector a través del cual el individuo puede alejarse de un estímulo traumático y, en la medida que el estímulo cesa, diferenciar mundo externo de mundo interno. Retoma la idea que había escrito en “El proyecto” y dice que “el sistema nervioso es un aparato al que le está deparada la función de librarse de los estímulos que le llegan, de rebajarlos al nivel mínimo posible; dicho de otro modo: es un aparato que, de ser posible, querría conservarse exento de todo estímulo (..) Los estímulos exteriores plantean una única tarea, la de sustraerse de ellos, y esto acontece mediante movimientos musculares de los que por último uno alcanza la meta y después, por ser el adecuado al fin, se convierte en disposición heredada.” (pág. 115)


Años más tarde Freud (1920g) plantea que la libido convive dentro del sujeto con su contraparte, la pulsión de muerte, Tánatos, que buscará desagregarlo y llevar a cada uno de los organismos elementales a la condición de estabilidad inorgánica. Para volver inocua esta pulsión, la libido “se ayuda” de la musculatura, en el intento de desviarla hacia fuera y dirigirla hacia los objetos del mundo exterior. (Freud, 1920g) Un sector de la pulsión de apoderamiento es puesto directamente al servicio de la función sexual donde tiene a su cargo una particular operación, el sadismo. Otro sector no obedece a dicha derivación “hacia afuera” de la pulsión, permanece en el interior del organismo y allí es ligado libidinosamente constituyendo el masoquismo erógeno (Freud, 1924c).

Por otro lado, Freud, (1917c;1908b) al referirse al erotismo anal dice que éste es fuente de ciertos rasgos de carácter entre los que se encuentra la terquedad, la avaricia y la meticulosidad.

A partir de 1923 (1923b; 1940ª[1939]) considera que la función de la musculatura de desviar hacia el exterior la pulsión de muerte “recibe (..) el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder” (1924c, pag169). La musculatura, que por su forma y su función determina su actividad , será entonces el órgano fuente del sadismo; su acción apunta de manera directa a un objeto otro, aunque ese objeto se sitúe en el propio cuerpo. (1923b)

Podemos pensar entonces que la pulsión de apoderamiento estaría ligada a la musculatura, en el sentido que para poder llevarla a cabo, el organismo necesita de la función muscular. En ese sentido podríamos decir que la actividad muscular (no el músculo) se arrogaría la representación de dicha pulsión. O sea, actividad muscular y pulsión de apoderamiento parecerían ser considerados, entonces, equivalentes simbólicos.

- Pulsión de dominio

Freud sostuvo, como decíamos en párrafos anteriores, que del ejercicio de la función muscular procedía la pulsión de dominio. Esa pulsión, específica de lo muscular, como lo oral lo es de la boca, no debe ser exclusiva de este órgano aunque podemos suponer que el músculo es quien mejor la representa.

¿A qué llama Freud “pulsión de dominio”? Entiendo que se refiere a la posibilidad que tiene un sujeto, a través de movimiento, de modificar el medio en el que vive y satisfacer así sus deseos en la realidad. Esta situación comprende la tarea de llevar adelante los movimientos necesarios para hallar y aprehender aquello que logre hacer cesar la excitación en la fuente pulsional. Seria factible pensar entonces que el desarrollo de la “pulsión de dominio” implicará un desarrollo yoico que brinda la posibilidad de postergar la satisfacción inmediata (o sea la descarga alucinatoria, situación que sucede durante el dormir en el cual la actividad muscular se halla inhibida) y junto con ello la capacidad de espera y la identidad de pensamiento que, en última instancia, corresponden a una adecuación al principio de realidad. La otra “cara de la moneda” estaría representada por la posibilidad de realizar el duelo por la fantasía mágica del cumplimiento de los deseos. Sintéticamente podríamos decir entonces que la adecuada ejecución de la “pulsión de domino” llevaría a lo que Freud denominó “el dominio del mundo” que correspondería, en última instancia, a una modalidad o una forma a partir de la cual se establece el contacto con la realidad.

Hagamos un pequeño rodeo por la etapa en la cual la pulsión de dominio “entra” a formar parte de la vida emocional. Según Freud, como ya dijimos, (1905d) la actividad de la etapa anal es “llevada a cabo” gracias a la pulsión de dominio. La vivencia del niño en ese estadio es que “los objetos son sentidos como abastecedores de sustancias, y al niño le interesa, sobre todo, poseer y retener el objeto.” (Chiozza y col. 1993e[1992]). “La evacuación de los intestinos es interpretada (..) como un signo de enorme poder” y por ende “una fuente del orgullo infantil” (idem, pág.114). Durante la educación del control de esfínteres el niño debe, entonces, decidirse entre entregar "obedientemente" sus heces, "sacrificándolas" al amor, y en ese caso “la gratificación original es reemplazada (..) por la gratificación del logro de "ser bueno" ante la estimación de sus padres” (idem, pág. 114) o retenerlas como satisfacción autoerótica. Algunos niños, ante la dificultad para obtener éxito del primer modo, tratan de “alcanzar compensaciones detrás de las cuales se oculta la obstinación y el deseo de aferrarse al primitivo derecho a la autodeterminación” (Idem, pág. 114). Igualmente intentará más tarde afirmar su propia voluntad constituyéndose, de esa manera, el desafío (terquedad) “que nace de una porfía narcisista de carácter anal.” (Freud 1917c cit. por Chiozza y col. 1993e[1992], pág.114.)

Finalmente en los sujetos que conservan una modalidad de relación cuyas características nacen de fijaciones propias de esta etapa será significativa la importancia que los bienes materiales y el control sobre la gente adquieren en sus vidas, trasladando “casi todas sus relaciones a la categorías del tener (aferrar) o del dar, es decir, a la categoría de la propiedad .” (Chiozza y col. 1993e[1992], pág.114). Al mismo tiempo “viven en una disyuntiva permanente entre la obstinación y la docilidad” (idem, pág.114) señalando, a través de sus rasgos de carácter (ahorro, orden y terquedad), un refuerzo de los componentes eróticos anales.

Podemos pensar entonces que la pulsión de dominio, cuando se manifiesta a través de las cualidades propias de la etapa anal, surge en actividades relacionadas con el control sobre el objeto o con el “vínculo anal” del sujeto con el objeto.

Las distintas formas en que Freud denominó a esta pulsión: ”dominio” y “apoderamiento” -cuando la describe formando parte de la etapa anal pregenital- y de “destrucción” y “voluntad de poder” -cuando es la manifestación de la exteriorización de la pulsión de muerte- da cuenta, asimismo, de dos “funciones” distintas que competen al sistema muscular. La primera, vinculada a la adquisición de habilidades motoras finas (como manipular objetos, la adquisición de una mayor estabilidad en la marcha, etc.) con la que coinciden, evolutivamente, el control de esfínteres y la etapa anal. La segunda función, vinculada a la exteriorización de Tánatos en el interior del organismo recuerda al concepto que en una primera época manejaba Freud junto a Breuer (1893ª) con el nombre de “abreacción” y parecería estar relacionada con el par afecto-acción.

Chiozza y colab. (1991b[1990]) sostienen, sobre ideas de Freud, que “toda descarga de una pulsión se realiza a través de la suma de un componente motor vegetativo y un componente motor que pertenece a la vida de relación. El primero integra aquello que denominamos afecto y el segundo lo que denominamos acción. El ejercicio de toda acción se acompaña siempre de una cuota de descarga afectiva y el proceso de descarga que denominamos afecto ocurre siempre con un componente de acción” (pág. 178).

Podemos pensar que la segunda función que Freud atribuye a lo muscular, en la medida que es exteriorización de Tánatos, sería “producto” del fracaso de una acción eficaz y por lo tanto corresponde a la acción que acompaña a la descarga afectiva que “nace” de la frustración.

Esquemáticamente podemos decir que las acciones nacen frente a un tipo particular de necesidad que debe ser satisfecha a través de una modificación del “mundo exterior”. En la medida en que la acción logra su cometido decimos que ha sido eficaz.

El denominado “dominio del mundo” se llevaría a cabo, entonces, gracias a un conjunto de acciones que, en la medida que son eficaces, tenderán a calmar la necesidad.


-La contracción y la acción

Sherrington (1940) afirma que “el individuo motor está impulsado por dos medios. El mundo que le rodea y su propio mundo interior, más limitado. Podemos considerarlo un sistema que, por su estructura, hace determinadas cosas y posee una organización tal que el mundo externo pulsa las palancas para que actúe, pero su condición interna dispone cuál de estas cosas debe hacer dentro de unos límites y cómo ha de hacerlas. Su propia condición interna es a la vez motivadora de algunos de sus actos.”(pág. 180)

Si consideramos al músculo como el órgano encargado de “llevar adelante” a la idea para la satisfacción de una necesidad, sería posible suponer, en principio, que la acción misma, en la medida que es eficaz, podría ser considerada una fantasía muscular si no fuera porque en la eficacia de la acción interviene de manera sustantiva, la “planificación” de la acción. El músculo no podría atribuirse la representación de la acción a realizar, ya que la acción es algo mucho más amplio que la contracción. Chiozza y colaboradores (2001e) sostienen que “..la corteza (…) engendra, por así decir, la “figura” del movimiento” (pág.218) de manera que, esquemáticamente hablando, “lo muscular” para poder llevar a cabo una acción, debe compartir “territorio” con el “sistema nervioso” de modo que no podría arrogarse por sí solo la representación completa de la acción. En ese sentido, Breuer (Breuer y Freud, 1893ª) considera que “en todo movimiento voluntario, la representación del resultado por alcanzar es lo que desencadena la contracción muscular respectiva” (pág. 203).



La eficacia dependerá de varios factores entre los que se cuenta la experiencia de anteriores actividades y el conocimiento acerca del objeto sobre el cual ejerceremos nuestra acción, que se configurará como una huella mnémica. En tanto requiere de nuestra experiencia comprometerá un “trabajo” que podríamos caracterizar como “hepático” en la medida que corresponde a un saber que “alude a una capacidad práctica que se manifiesta en la voluntad y determina la cualidad que denominamos experiencia.”( Chiozza, 1986ª, pág. 20). En ese sentido Chiozza y col. (1986a) sostienen que la ultima etapa del proceso de materialización de los proyectos estaría simbolizada por la acción motora voluntaria que corresponde al músculo estriado .

De ese modo a partir de nuestros conocimientos (no sólo intelectuales) la acción a llevar a cabo tendrá mayor eficacia y nuestros proyectos podrán ser materializados. En la medida en que, gracias al sistema muscular (en conjunción con el sistema nervioso y óseo), el hombre logra tomar para sí o modificar las cosas que lo rodean satisfaciendo sus deseos, se arrogaría, dicho sistema, la representación del dominio del mundo .

Chiozza, (1996) en opiniones vertidas como producto de la discusión de otro trabajo , sostuvo que la fantasía específica muscular se constituye como el motor del movimiento; en ese sentido equiparó, metafóricamente, al músculo con el motor de un automóvil. El automóvil, dijo, sería un ingenioso procedimiento para que el motor produzca un movimiento con una determinada finalidad pero, así como el conjunto del automóvil no es el motor, el aparato locomotor no es el músculo y la figura del movimiento no es muscular, sino que “lo muscular” sería sólo el motor, la herramienta para que el movimiento pueda ser llevado a cabo.

La estructura muscular tendría por función entonces, el acortamiento de sus fibras. La finalidad de ese acortamiento, el movimiento. Y la forma final que ese movimiento tiene, por ejemplo elevar un brazo, estaría regida por el sistema nervioso que conservaría la figura del movimiento completo (en el sentido de la intención del movimiento para el organismo).

Sherrington (1940) sostiene que “para realizar el acto de permanecer de pie, por ejemplo, es necesario un grado exacto de acción de varios músculos y nervios principales, varios miles de fibras nerviosas y quizás cien veces más de fibras musculares. Al hacerlo, la exactitud de acción de mi cerebro se basa en la recepción y despacho de miles de mensajes nerviosos, con los correspondientes registros y ajustes de presión, tensión, etc. en diversas partes del cuerpo. Quizás me decepcione lo poco que mi mente tiene para decirme sobre mi postura erguida, ya que cuando se fija en que estoy de pie, me hace perfectamente conciente de esta postura, pero ni me dice cómo la mantengo, ni me ayuda a explicármela”(…). “La mente nada sabe de ésto, salvo el resultado, si es que puede decirse que conoce algo que acepta como un hecho sin ni siquiera observar atentamente los detalles.”(pág. 175) Y continúa: “…la integración del agregado celular en el individuo lo ha convertido en unidad motora, y, dicho en pocas palabras, los medios de los que se vale esta unidad motora son los nervios. El sistema nerviosos constituye y rige la unidad motora. El sistema nervioso, pero no la mente.(..) la mente los utiliza pero no conoce su funcionamiento, al igual que una persona que conduce su coche sin saber como funciona.”(pág. 179)

Esquemáticamente hablando, el “para qué” desea el sujeto moverse, al músculo no “le interesa”; al músculo sólo le interesa llevar a cabo eficazmente la función para la que es capaz, o sea, acortarse.


- El acto y la potencia como capacidad muscular

Chiozza y colaboradores (1986a), afirman que “..los actos motores (…) poseen (..), como los afectos, "claves de inervación" propias y exclusivas para cada uno de ellos. (pág. 113)

Asimismo la idea que “todo ‘pensamiento’, por más pequeña que sea la investidura de las representaciones que utiliza, lleva siempre, implícita, una descarga motora” (pág. 178 Chiozza y colab., 1991b[1990],) lleva a considerar que todo “acto” compromete una innervación y por lo tanto una descarga a nivel muscular, que puede ser imperceptible a simple vista.

Chiozza y colaboradores (1997e[1996]), consideran que el término “capacidad” que reúne los significados de continente y de aptitud, plantea la posibilidad de considerar a las habilidades que hacen a alguien apto para alguna tarea como si “fueran, en lo inconciente, “cosas” que se contienen en algún lugar” (pág 133). De modo que el término “capacidad” “referido a una persona expresa los recursos o habilidades que lo convierten en apto para determinada tarea (capaz de llevarla a cabo), queriendo significar que los recursos están ‘contenidos dentro de él’”.(idem.)

Si bien los autores remarcan la idea de “capacidad” como “contenido”, “recurso” y ”reserva”, también hacen mención a la “aptitud” como “posibilidad de”, “poder”. Tal es el caso del término usado en frases como “ser capaz de ….”

Siguiendo esta idea podríamos decir entonces que la capacidad muscular se refiere a la posibilidad de acortar la longitud de sus fibras, es decir la capacidad contráctil, a los fines de mover las palancas óseas y articulares. De modo que la capacidad que brinda la posibilidad a un sujeto de llevar a cabo una acción para la que necesita del sistema muscular puede ser vista como su potencia.

“Potencia” es “la capacidad medible de una cosa para realizar cierta acción o producir cierto efecto” y también “la capacidad para producir un trabajo” (Moliner, 1986). Cuando aquello que está “en potencia” se traduce “en acto” se manifiesta como “acción”.

La “fuerza” se define como “poder”, “potencia”. Es la “capacidad mayor o menor de una cosa para producir un efecto” o “para realizar un trabajo o mover algo”. (M. Moliner, 1986)
La fuerza muscular será entonces la capacidad del músculo de producir movimiento, que se traducirá en trabajo, a partir del acortamiento sus fibras. De modo tal que el tener mayor o menor fuerza estará relacionado con la capacidad para vencer una resistencia. De hecho, “fuerte” significa “resistente” y “poderoso”.

Por otro lado, “fortaleza” significa “vigor” y es la “tercera de las 4 virtudes cardinales que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad.” (DRAE cit. por M. Moliner, 1986)

De modo que la “potencia” es una capacidad, una medida de lo que puede, que, en el caso del tejido muscular, estará relacionado con la posibilidad de dominio del sujeto sobre el objeto que se configura como el mundo que lo rodea.

Así, quien se siente inundado por un sentimiento de impotencia, ya sea muscular o intelectual, puede experimentarlo como la vivencia de falta de fuerza para llevar adelante los proyectos y reaccionar con un acto de violencia que le devuelve, en la fantasía, la fuerza que siente que perdió o que no halla.

En ese sentido si bien Chiozza y colaboradores (1997e[1996]) sostienen que el tejido adiposo, a través de su capacidad de reserva energética, se arroga la representación de la potencia, es posible pensar que un tipo particular de potencia, cualitativamente diferenciada de la capacidad energética simbolizada por el tejido adiposo, estaría representada por la capacidad muscular . La “potencia muscular” compartiría con la fantasía de potencia energética, contenida en el tejido adiposo, el intento de compensar el “no saber como” con el “tener con qué”. De modo que, siguiendo estas ideas, sería posible pensar que el sujeto que ha hipertrofiado su tejido muscular intentaría compensar su falta de habilidad, vivida como debilidad, aumentando la masa muscular a los fines de vencer el temor y huir de la temeridad que su intolerable sentimiento de debilidad “le ocasiona”. Si tomamos en cuenta, como decíamos antes sustentándonos en ideas de Chiozza y colaboradores (1986ª) que la actividad muscular corresponde a la última etapa de la materialización, intenta compensar, en última instancia, la incapacidad hepática, a través del fortalecimiento de la “herramienta” que le permita la materialización.

Si quisiéramos hacer una simplificación metafórica podríamos decir que es como si un sujeto que intentara arreglar una canilla de su baño considerara que si lo hiciera con la herramienta que corresponde a las que usan los trabajadores que arreglan los desagües de la vía pública, podría tener más éxito.

Etimológicamente la palabra “contraer” proviene del latin “contráhere”, de tráhere; “traer”. Su significado puede aludir tanto a “Disminuir”, “encoger” como a “concretar”, “limitar” y “adquirir”. (M. Molner, 1986).

Es interesante entonces que a través de los significados semánticos de la palabra “contraer” se encuentren vinculadas la función muscular específica, o sea, disminuir o acortar la longitud de su fibra con la idea de “adquirir” que, vinculada al “poseer”, vuelve a introducir en la misma palabra la idea de “apoderamiento” de cuya función el músculo se arroga la pulsión. “Coinciden” además, el “concretar” que, como dijimos sería la última etapa de la materialización hepática y el “limitar” que alude al duelo por aquellos ideales que no pueden ser llevados a cabo y deben duelarse a los fines de poder materializar otros ideales .

Por otro lado no toda adquisición “es” muscular . Acorde el sujeto va desarrollándose van primando en su vida otros modos a través de los cuales el dominio del mundo ya no se establece primordialmente a partir de la actividad muscular sino por ejemplo como producto de la sublimación de la pulsión de domino. Freud considera que la pulsión de saber constituye por sí misma una modalidad sublimada de la pulsión de dominio. Dice “en el fondo es sólo un vástago sublimado, intelectualizado” de dicha pulsión (1905d, pag177; Freud, 1913i). El sujeto entonces intentaría, a través del intelecto, mantener el dominio del mundo que lo rodea y calmar así su ansiedad.

Freud (1905c) considera así una “evolución” en la descarga pulsional que va desde la descarga directa hasta un nivel más elevado relacionado con el trabajo intelectual. Sostiene que “….es acorde a nuestro desarrollo personal hacia un estadio más alto de cultura el limitar nuestro trabajo muscular y aumentar nuestro trabajo de pensamiento. Aumentando nuestro gasto de pensamiento. logramos reducir nuestro gasto de movimiento para una misma operación, logro cultural de que son prueba nuestras máquinas”.(pág. 186)

Esa misma idea la sostiene en diálogo epistolar con Einstein (Freud, 1933b[1932]) a quien le escribe: “…los conflictos de intereses entre los hombres se zanjan en principio mediante la violencia. Así es en todo el reino animal, del que el hombre no debiera excluirse; en su caso se suman todavía conflictos de opiniones, que alcanzan hasta el máximo grado de la abstracción y parecen requerir de otra técnica para resolverse. Pero esa es una complicación tardía. Al comienzo, en una pequeña horda de seres humanos, era la fuerza muscular la que decidía a quién pertenecía algo o de quién debía hacerse la voluntad. La fuerza muscular se vio pronto aumentada y sustituida por el uso de instrumentos: vence quien tiene las mejores armas o las emplea con más destreza. Al introducirse las armas, ya la superioridad mental empieza a ocupar el lugar de la fuerza muscular bruta ; el propósito último de la lucha sigue siendo el mismo” (pág.188)

La idea de “destreza”, referida a la “cualidad de diestro”, que es la agilidad y la habilidad para hacer cierta cosa (M. Moliner, 1986), nos acerca al dicho popular que versa “más vale maña que fuerza”. “Maña” es un derivado del latín “manus”, “mano”. Tener maña implica tener habilidad. Se usa también para hacer referencia a los caprichos, vicios y actitudes, particularmente de los niños, cuando se obstinan en hacer o no hacer cierta cosa o hacerla de cierto modo. (M. Moliner, 1986)

“Maña” reúne entonces los términos referidos tanto a la habilidad, de quien la mano parece ser un digno representante e implica el desarrollo hacia lo intelectual, como de la forma anal para llevar a cabo los deseos representada por el capricho y la obstinación.

Podemos suponer entonces que un sujeto que, frente a la dificultad para satisfacer un deseo que requiere de la destreza intelectual, podría intentar resolver su necesidad a través de una acción muscular como producto de una regresión a un modo de reacción para la cual era necesaria la fuerza. Confundiría el modo de abordar la problemática frente a la cual se enfrenta tratándola como si fuese un objeto para el cual hace falta la “fuerza bruta”. En esta confusión de contextos, lejos de llevar al sujeto a alcanzar la meta anhelada, lo mantendría insatisfecho una puja terca y obstinada por alcanzar el logro.

Esta idea no implica valorar el intelecto en desmedro de lo muscular, sino establecer un adecuado equilibrio entre la habilidad y la fuerza.


- Contracción, distracción y tono muscular

Si bien la función específica del músculo es la contracción, (ya que como hubiera dicho Chiozza (1986) la relajación muscular es un estado necesario que prepara al músculo para una nueva contracción, que es su finalidad última), dicha contracción puede llevarse a cabo sólo gracias a una adecuada relajación muscular.

Fisiológicamente “el grado de superposición entre los filamentos gruesos y delgados es directamente proporcional al nivel de tensión generada durante una contracción” (Best y Taylor, pág. 101), eso implica que un músculo relajado, para contraerse adecuadamente, debe permanecer en un estado tal que los mioflamentos no estén totalmente separados sino en un “equilibrio” a partir del cual pueda iniciarse la contracción ya que si estuvieran superpuestos en un porcentaje elevado generaría un aumento de tensión con escaso acortamiento y si estuvieran muy distanciados habría acortamiento sin tensión, es decir, sin fuerza.

La palabra “distraer” al igual que la palabra “contraer” deriva del latín “tráhere” de donde deriva el verbo “traer”. El prefijo “con” proviene del radical “kom” significa “cerca, juntamente” , o sea, contraer implica traer-cerca o acercar. El prefijo “dis” introduce, en cambio, la idea de separación y transforma la idea de la palabra a la que se une en la opuesta(M. Moliner, 1986). Por lo tanto distracción implica, más allá de los significados de entretenimiento y descuido, disipación, distancia y separación; es, en términos de la atención, un apartamiento, un alejamiento de aquello a lo cual alguien puede estar atento.

Hagamos un pequeño paréntesis, Canteros y colaboradores (Canteros y col., 1980), citado por Chiozza y col, (1993g[1992]) postularon que “El tono muscular(...) se presta adecuadamente para simbolizar la lucha por la vida.” (pág. 222). Chiozza y colaboradores (2001e), en un exhaustivo estudio del tono muscular lo conciben como “ese preparativo que constituye un paso previo; un estado de alerta normal” (pág.229), básico y necesario para emprender normalmente las acciones.

Ampliando esta idea, establecen entonces, de manera esquemática, dos funciones del tono muscular: a) como preparativo para una futura acción, como un estado de alerta normal y b) como soporte, en función de la capacidad para brindarle a cada músculo la firmeza, plasticidad y precisión para llevar a cabo las acciones. Pero, aclaran, tanto los preparativos como el soporte de la acción constituyen una unidad que los autores separan sólo con fines explicativos más precisos.

Cuando ejecutamos una acción voluntaria, dicen, el tono brinda el soporte, es decir, el ‘fondo’ de la acción; si en cambio el movimiento es novedoso o requiere mucha precisión, se produce un incremento del tono en pos de la eficacia requerida y funciona como preparativo de una acción presumible, es decir, pasa a ser ‘figura’ de la acción. El tono muscular funcionaría como la atención para la percepción, anticipándose a los peligros; “es el modo de estar muscularmente atentos” (pág. 232) (Chiozza y col., 2001e)

Volviendo sobre el par contracción - distracción, quizás sería posible establecer una unidad de significación entre el equilibrio concerniente a la contracción-relajación (muscular) y la “contracción ” y la “distracción” “anímica”. Ese “punto intermedio” entre la contracción y la distracción sería lo que desde la fisiología observamos como el adecuado tono muscular; en palabras de Chiozza y col. (1993g [1992]) el “estado de alerta normal” que se configura como un “preparativo de la futura acción” (pág. 229)



-Síntesis


1- El reino animal está “provisto” de un complejo sistema que le permite el movimiento en el mundo que lo rodea. Dicho sistema, denominado “sistema motor” está constituido, a su vez, por otros tres sistemas estrechamente interrelacionados: el sistema esquelético, (que aporta las palancas óseas para generar el movimiento) el sistema muscular (que aporta la potencia para mover las palancas e imprime la fuerza al movimiento) y el sistema nervioso (que dirige y regula la actividad de los músculos).

2- Podríamos decir esquemáticamente que así como los músculos son los “responsables” de la motilidad del organismo, los cilios y flagelos serían los “responsables” de la motilidad celular.

3- Consideramos dentro de los sistemas móviles a algunas bacterias y organoides que gracias a un sistema contráctil que difiere, en parte, con la fibra muscular, logran alcanzar su objetivo. Si nos circunscribimos al reino animal parecería ser que el sistema que mejor se arroga la representación del movimiento sería el sistema muscular.

4- A partir de las ideas de la biología que consideran un origen bacteriano simbiótico en todos los elementos móviles y respiratorios celulares establecimos una suerte de paralelismo significativo entre ambas adquisiciones simbióticas y el tejido muscular. De modo que es posible pensar que el pasaje de la respiración muscular anaeróbica a la aeróbica constituiría una repetición ontogenética de un proceso evolutivo dado en la filogenia. En condiciones anaeróbicas, el músculo, funcionaría en un modo correspondiente a un estadio anterior a la adquisición de la capacidad respiratoria y por lo tanto anterior a la adquisición de la segunda simbiosis característica de las células eucariontes.

5- A partir de los conceptos de “fantasía específica” podemos pensar en la existencia de fantasías musculares vinculadas, específicamente, con la meta pulsional que emana del funcionamiento del tejido muscular como zona erógena.

6- A partir de ideas de Freud sobre la etapa anal y su vinculación con la pulsión de dominio y la musculatura sería pensamos que dicha pulsión estaría ligada a la musculatura, en el sentido que para poder llevarla a cabo, el organismo necesita de la función muscular. En ese sentido podríamos decir que la actividad muscular (no el músculo) se arrogaría la representación de dicha pulsión. O sea, actividad muscular y pulsión de apoderamiento parecerían ser considerados, entonces, equivalentes simbólicos.

7- Entendemos por “pulsión de dominio” a la posibilidad que tiene un sujeto, a través de movimiento, de modificar el medio en el que vive y satisfacer así sus deseos en la realidad. Esta situación comprende la tarea de llevar adelante los movimientos necesarios para hallar y aprehender aquello que logre hacer cesar la excitación en la fuente pulsional. Sintéticamente podríamos decir entonces que la adecuada ejecución de la “pulsión de domino” llevaría a lo que Freud denominó “el dominio del mundo” que correspondería, en última instancia, una modalidad o una forma a partir de la cual se establece el contacto con la realidad.

8- Cuando la pulsión de dominio se manifiesta a través de las cualidades propias de la etapa anal, surge en actividades que tiene que ver con el control sobre el objeto o con el “vínculo anal” del sujeto con el objeto.

9- El denominado “dominio del mundo” se llevaría a cabo, gracias a un conjunto de acciones que dependerán de varios factores entre los que se cuenta la experiencia de anteriores actividades y conocimientos acerca del objeto sobre el cual ejerceremos nuestra acción. Corresponderá a un “trabajo” que podríamos caracterizar como “hepático” en la medida que “alude a una capacidad práctica que se manifiesta en la voluntad y determina la cualidad que denominamos experiencia.”

10- Chiozza, sostuvo que la fantasía específica muscular se constituye como el motor del movimiento; “lo muscular” sería la herramienta para que el movimiento pueda ser llevado a cabo. La forma final que ese movimiento tiene estaría regida por el sistema nervioso que conservaría la figura del movimiento completo (en el sentido de la intención del movimiento para el organismo). Esquemáticamente hablando, el “para qué” desea el sujeto moverse, al músculo no “le interesa”; al músculo sólo le interesa llevar a cabo eficazmente la función para la que es capaz, o sea, acortarse.

11- A partir de la idea de capacidad, potencia y fuerza sostuvimos que la “potencia muscular” compartiría con la fantasía de potencia energética, representada por el tejido adiposo, el intento de compensar el “no saber como” con el “tener con qué”.

12- Suponemos, apoyándonos en el concepto de “destreza” y “maña”, la posibilidad de concebir una confusión defensiva; de modo que frente a la dificultad para satisfacer un deseo que requiere de la destreza intelectual, un sujeto podría intentara resolver su necesidad a través de una acción muscular como producto de una regresión a un modo de reacción para la cual era necesaria la fuerza. Confundiría el modo de abordar la problemática frente a la cual se enfrenta tratándola como si fuese un objeto para el cual hace falta la “fuerza bruta”. En esta confusión de contextos, lejos de llevar al sujeto a alcanzar la meta anhelada, lo mantendría insatisfecho en una puja terca y obstinada por alcanzar el logro.

13- A partir de la etimología y el significado de las palabras “contraer” y “distraer”, pensamos que sería posible establecer una unidad de sentido ente el equilibrio concerniente a la contracción-relajación (muscular) y la “contracción” y la “distracción” “anímica”. Ese “punto intermedio” entre la contracción y la distracción sería lo que desde la fisiología observamos como el adecuado tono muscular; en palabras de Chiozza y col. el “estado de alerta normal” que se configura como un “preparativo de la futura acción” .
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